Los caballos son animales de gran belleza que la mayoría de nosotros miramos con asombro. Su tamaño, su fuerza, su personalidad y temperamento les otorga un carisma que les sitúa entre los animales más sensibles y capaces de influirnos. Durante siglos hemos utilizado a los caballos para satisfacer nuestras necesidades y ahora la humanidad está empezando a aprender más sobre sus dones espirituales y beneficiarse de su sabiduría.

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Los caballos funcionan a modo de espejo, es decir, reflejan lo que somos nosotros mismos. A veces es optimismo, luz, alegría. Pero en otras ocasiones son sombras y tristeza. La mera presencia de un caballo resulta terapéutico pues ellos tienen un «ritmo cardíaco coherente» es decir, tienen total armonía, el circuito neuronal del corazón está interrelacionado con el cerebro, y una de sus funciones es controlar las emociones, los valores, sentimientos, pensamientos y el cuerpo en general. La gente acude a talleres personalizados organizacionales, sesiones individuales, de pareja y familiares de empoderamiento y coaching con caballos y cuando se termina se sienten asombrados, liberados y receptivos, la interrelación con el ritmo cardiaco coherente propicia descubrir la fuerza interior, la capacidad de resiliencia y la toma de decisiones para hacerse cargo de lo que le pasa y dar pasos concretos. Los ejercicios con la manada de caballos permiten lograr sinergia, pensamiento estratégico, liderazgo y empoderamiento, fundado en el amor y la potencia del ser.